Es fundamental entender cómo la programación y el rol del programador han evolucionado, particularmente en estos últimos años en los que la tecnología ha pasado de ser una herramienta de apoyo a convertirse en el centro de muchas actividades productivas y comerciales.
En el último tiempo hemos sido testigos de cómo la profesión de programador ha cambiado y se ha especializado, al tiempo que ha enfrentado importantes desafíos, como la escasez de talento calificado y la transformación hacia un entorno de trabajo predominantemente remoto.
El trabajo de programación es, en esencia, la creación, diseño y escritura de las instrucciones que permiten que los sistemas y aplicaciones funcionen en relación a un objetivo deseado. Cada aplicación que utilizamos en nuestro día a día, desde un simple mensaje en WhatsApp hasta una compleja plataforma de comercio electrónico, depende de líneas de código escritas por programadores.
Conforme fue avanzando el tiempo, el perfil del programador se ha vuelto más especializado. Hace décadas, los programadores solían ser más generalistas, abarcando múltiples áreas. Hoy, hay una gran diversidad de especializaciones: desde expertos en desarrollo de interfaces de usuario (frontend), hasta aquellos que manejan el backend, donde se procesan los datos y la lógica de las aplicaciones. Además, hay nichos que demandan conocimientos específicos, como la inteligencia artificial (IA), el análisis de datos, la ciberseguridad, y la integración de plataformas, entre otros que exigen habilidades técnicas muy especializadas.