Cabe destacar que, en 1960 en la Facultad de Ciencias Exactas de la UBA adquirió su primera computadora. Se llamó “Clementina”. Se trataba de una máquina científica, de medidas impensadas que gastaba mucha energía para hacer cálculos que hoy nos parecieran mínimos. Pero, aun así, se erigió como la primera computadora científica de la región sudamericana.
Que la tecnología evoluciona muy rápidamente y al mismo tiempo está presente en todas partes, es algo que nadie puede desconocer. Lo que muchos tal vez sí no sepan es que la carrera de informática en Exactas UBA brinda la posibilidad de protagonizar los cambios tecnológicos que vendrán, ya que forma alumnos y profesionales capaces de advertir y estar preparados para todas las posibles modificaciones en esa misma dirección, adelantándose, lo más que pueda, a nuevos rumbos y direcciones. Es más, de eso se trata la carrera, de saber cómo enfrentar o generar los cambios en el campo de esta ciencia.
Y es que estudiar Ciencias de la Computación se trata de mucho más que programar y, en este sentido, tras reorganizar y rearmar su programa, la carrera de la UBA ofrece una perspectiva amplia de la disciplina, preparando a sus estudiantes para ocupar posiciones científicas y profesionales con igual solvencia.
Tal como lo indica la página de la UBA de Ciencias exactas, al definir los requerimientos y la formación de los profesionales de esta ciencia: “Así como saber apilar ladrillos no es suficiente para construir un edificio, poder programar una computadora no es suficiente para construir, por ejemplo, sistemas altamente complejos de los que dependan vidas humanas. La envergadura de las tareas que se requieren hoy en día exige una mente analítica, creatividad y conocimientos como los que brinda esta carrera”.
Para una información más detallada y más ajustada a su propio campo experimental, Mundo UBA tomó contacto este domingo con el director de esta carrera quien fue consultado por algunas dudas al respecto…
De qué se trata esta carrera? ¿Cambió de nombre o es nueva?
“Esta carrera fue cambiando de nombre; fue modificándose en muchos aspectos acorde a los cambios. Data de unas cuántas décadas, cincuenta. En verdad esta fue la primera carrera universitaria de toda Latinoamérica de este tipo. La UBA fue pionera en eso. Eso fue allá por los años 60. En ese entonces se llamaba “computador científico”. En aquel entonces la máquina era vista como una herramienta para ayudar a realizar algunas cosas. Ocupaba cerca de 11 metros, consumía una cantidad enorme de energía. La primera computadora del país se llamó: Clementina. Se trató de un avance enorme. Fue la primera de toda la región”.
¿Qué momento vive hoy la carrera en cuanto a demanda de los ingresantes?
“Estamos viviendo un momento entusiasta y muy lindo en la carrera (salto cuántico por medio, con muchas cosas que pasaron). Este año estamos viendo un fenómeno de crecimiento exponencial en la matrícula, y esto viene dándose, sobre todo, en los últimos tres o cuatro años. Además, esta situación, sumada a que la UBA creó la carrera llamada “Ciencias de datos” (que sorprendentemente se volvió la carrera más solicitada), todo indica que el área está traccionando hacia ese lado a la hora de elegir un campo de desarrollo profesional (que, por otro lado, no para de crecer)”.
¿A qué crees que responde estas respuestas de los alumnos como es la gran cantidad de inscriptos en los últimos años? ¿A la pandemia? ¿A qué se debe?
“Es muy difícil leer una sola respuesta a esta situación. Sí te puedo decir que, muchas veces, al hablar de esta carrera y de sus posibilidades en el mundo de hoy, se ha dado mucho énfasis y difusión a lo bien remunerada, los salarios altos, lo ágil del ingreso al campo laboral (por la demanda creciente y constante); Por otro lado, la carrera cuenta con un título intermedio, que hace que los estudiantes tengan a esa altura los conocimientos básicos más importantes de esos que las empresas demandan. Con esto, lo que quiero decir es que, no hay una sola respuesta. Advierto que esto que te cuento más que responder al tema de la cercanía de los jóvenes con la computación, la tecnología y, por ejemplo, la programación o la IA, podría ser también que algo de esta actividad los movilice a saber un poco más de qué se trata“.